Y sin embargo, nosotros, en un día tan especial como hoy, hemos querido construir un muro. ¿Por qué? Este es un muro que NO separa, sino que nos une, porque ha fomentado la coordinación y cooperación entre todos, personas con distintas creencias, culturas, razas y religiones en pos de un objetivo común, como era su construcción.

Y lo que es aún más relevante: ahora que lo tenemos ante nosotros nos hace reflexionar, individual y colectivamente, por medio de los mensajes plasmados en su superficie, sobre tolerancia, solidaridad y concordia, en definitiva, sobre la importancia de la convivencia en PAZ, que debe empezar siempre por nuestro entorno más cercano, nuestras familias y nuestro instituto.

Y así hemos convertido hoy un muro, un concepto negativo por definición, en un exponente de nuestro total compromiso con la paz y su promoción. Hacer que lo aparentemente malo se convierta en positivo es una tarea que nos corresponde a cada uno de nosotros, siendo conscientes de la necesidad de actuar por y para la paz. Ya lo dijo Ghandi, cuyo legado entre otros muchos conmemoramos hoy: “Debemos ser el cambio que queremos ver en el mundo”.